
Aparentemente así lo quiso dejar ver la posición psicoanalítica del psiquiatra Jacques Lacan hacia los años 1950. Sobre esa base, resulta interesante revisar la evolución institucional y científica acerca del tema de la homosexualidad durante los últimos 50 años. Aunque la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad, luego de que en 1974 la American Psychiatric Association la eliminara de su lista de enfermedades mentales y luego la Organización Mundial de la Salud hiciera lo propio en 1990, aún persisten innumerables prejuicios en torno a esta orientación de las personas que sienten atracción emocional, erótica, afectiva, sexual hacia individuos de su mismo sexo. Los mitos alrededor de la homosexualidad pasan desde conceptos religiosos que la señalan como un pecado hasta planteamientos que desde la ciencia intentaron identificarla como una actividad “anormal”, “perversa”; una “perturbación sociopática de la personalidad” que podía ser “curada” mediante la psiquiatría, tal y como se le atribuye a la visión psicoanalítica de Jacques Lacan, que luego fue refutada y desmentida por el psiquiatra Robert Spitzer y duramente criticada por otros estudiosos que han logrado seguir poniendo en entredicho y confirmar que ha quedado desmontada la visión lacaniana, como es el caso de la filósofa Judith Butler, quien consideramos plantea la homosexualidad como una expresión natural de la sexualidad humana de manera clara y magistral al decir: “Si Lacan reconoce que la homosexualidad de la mujer procede de una heterosexualidad decepcionada -como se afirma que lo demuestra la observación-, ¿No sería igual de evidente para el observador que la heterosexualidad procede de una homosexualidad decepcionada?”